Cuando el Perito Moreno quiso llegar a la isla de Choele Choel con una embarcación de 100 toneladas

Varias personas a lo largo de la historia criolla no dudaron en señalar que el río Negro debía ser explotado como vía navegable. Se llevaron a cabo distintas experiencias y uno de los hechos anecdóticos fue el intento, frustrado, de remontarlo desde el Atlántico con una embarcación de 100 toneladas. Sucedió a fines de septiembre de 1879 y entre los pasajeros se encontraba nada más ni nada menos que Francisco Pascasio Moreno, quien estaba acompañado por el ingeniero Francisco Bovio y el agrónomo J. Gallegos. La embarcación, un aviso de vapor de cinco pies de calado y sin quilla, no pudo ir muy lejos porque las aguas estaban en bajante y, a la altura de China Muerta, encallaron. El Vigilante, así se llamaba la embarcación, requirió de muchos esfuerzos para salir de su situación y retornar, cabizbajo, a Carmen de Patagones.

Moreno, quien estaba en plena expedición, terminó viajando por tierra rumbo a Neuquén. Y el Vigilante, tras brindar servicios destacados en el golfo de San Matías, regresó a Buenos Aires.

Bibliografía: Raúl A. Entraigas, Piedra Buena, Caballero del mar

Foto: archivo La Voz (cedida gentilmente por el ingeniero beltranense F. Witkowski. Embarcaciones que hacían el trayecto Viedma-Alto Valle)

Los funcionarios de antaño que le dieron un espaldarazo al riego en la isla de Choele: A. Viterbori

A los esfuerzos de los locales, con los inmigrantes galeses a la cabeza, la isla de Choele Choel le fue dando forma a su sistema de riego. Ese empuje no pasaba desapercibido y los pedidos para consolidar el proyecto que beneficiaría a cientos de productores recorrían despachos en la región y, principalmente, Nación. Uno de los primeros que se hizo eco de ese trabajo sin cuartel en la región del Valle Medio rionegrino fue un gran conocedor de los sistemas de riego como Alfredo Viterbori, quien fue vocal de la comisión administradora del canal de la Colonia General Roca.

Demostrando su compromiso con sus coprovincianos, apenas fue nombrado por el ministerio del Interior como primer gobernador rionegrino, no tardó en hacer fuerza para que se avance en las obras que permitirían regar un poco más de 35 mil hectáreas en la isla de Choele Choel. Su paso por la gobernación fue efímero, apenas dos años, pero intenso y apostando por el desarrollo del conjunto de los valles de Río Negro.

Bibliografía/documentos: Diario Río Negro, suplemento especial, Mayo 1997

Cuando la isla de Choele Choel salió a bancar la demanda de manzanos y perales

Corrían las primeras décadas del Siglo XX y el Alto Valle rionegrino, en el Norte de la Patagonia, sumaba hectáreas con noveles frutales. Y ese empuje no tenía solo relación con las familias de los primeros inmigrantes sino también gente de negocios como los responsables del Ferrocarril Sud, con don Montague Eddy a la cabeza. En 1916 se inicia el riego y, en 1918, el ingeniero Juan Barcía Trelles queda al frente del proyecto de la estación experimental de Cinco Saltos. Barcía Trelles, visionario, anticipó: «La viticultura tiene gran porvenir pues las condiciones del medio son más favorables que en Mendoza».

Después de Barcía Trelles, otro ingeniero, Enrique Rowland Amos, recibido nada menos que en el John Innes Institute de la Universidad de Cambridge, toma las riendas de la estación experimental. De la mano de este ingeniero agrónomo, llegan manzanos y perales de Australia. Su empuje hizo famosa a Cinco Saltos en las exposiciones rurales en Buenos Aires. En 1928, la responsabilidad de la estación experimental queda en manos de Jaime McDonald y el Ferrocarril Sud llega con sus frutales hasta el Valle Medio. Entre otros, asesoraron a los chacareros de la isla de Choele: Ricardo Lett, Francisco Barreneche, Guido Cariatore, Echemaite y Jorge Gittins.

El intenso trabajo de la gente del Ferrocarril del Sud entusiasmó a los pioneros de la fruticultura valletana y ya no daban abasto con el vivero de Cinco Saltos. En este marco, hace su aparición otro visionario como Juan Rosauer, quien desde la isla de Choele Choel, en Paso Peñalva, empezó a comercializar sus manzanos (26 variedades) y perales (14 variedades). En 1924 y, 1926 concreta ventas de plantas al F.C. Sud destinadas a la chacra experimental de Cinco Saltos con el fin de atender la creciente demanda de los chacareros del Alto Valle. Así, sin descanso, el monte frutal del Valle rionegrino se consolidaba y cobraba fama por la calidad de su manzana y pera.

Bibliografía/documentos: Artículo de Erwin Fucks, en La Mañana del Sur, «La larga y épica historia de la fruticultura regional», 25 de abril de 1992

La isla de Choele Choel for export: 11 mil abejas de Lamarque y Beltrán rumbo a Europa

La apicultura en la isla de Choele Choel, en el Norte patagónico, se remonta al arribo de los primeros inmigrantes y desde aquel momento, transitó distintas etapas. Hoy, sin lugar a dudas, enfrenta el enorme desafío de consolidarse y sumar a más chacareros y emprendedores a esta actividad económica. Mientras tanto, los apicultores más experimentados muestran su chapa a propios y extraños y en los primeros meses de este año concretaron la exportación de más de 11 mil abejas reinas (Apis Mellifera Buckfast) y acompañantes a Italia y España (1.400 abejas reinas y 9.800 acompañantes).

Los ejemplares fueron comercializados por los establecimientos Cabaña Antünei de Lamarque y Cabaña Colmenares del Valle de Luis Beltrán. «Ambas cabañas están habilitadas por el Senasa para la comercialización de material apícola vivo y registradas en el Registro Nacional de Apiarios de Crianza, que contempla a todos los establecimientos que, mediante el cumplimiento de inspecciones sanitarias obligatorias y otras condiciones de control sanitario, pueden comercializar este tipo de material», destacaron desde el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).