Cuando la isla de Choele Choel salió a bancar la demanda de manzanos y perales

Corrían las primeras décadas del Siglo XX y el Alto Valle rionegrino, en el Norte de la Patagonia, sumaba hectáreas con noveles frutales. Y ese empuje no tenía solo relación con las familias de los primeros inmigrantes sino también gente de negocios como los responsables del Ferrocarril Sud, con don Montague Eddy a la cabeza. En 1916 se inicia el riego y, en 1918, el ingeniero Juan Barcía Trelles queda al frente del proyecto de la estación experimental de Cinco Saltos. Barcía Trelles, visionario, anticipó: «La viticultura tiene gran porvenir pues las condiciones del medio son más favorables que en Mendoza».

Después de Barcía Trelles, otro ingeniero, Enrique Rowland Amos, recibido nada menos que en el John Innes Institute de la Universidad de Cambridge, toma las riendas de la estación experimental. De la mano de este ingeniero agrónomo, llegan manzanos y perales de Australia. Su empuje hizo famosa a Cinco Saltos en las exposiciones rurales en Buenos Aires. En 1928, la responsabilidad de la estación experimental queda en manos de Jaime McDonald y el Ferrocarril Sud llega con sus frutales hasta el Valle Medio. Entre otros, asesoraron a los chacareros de la isla de Choele: Ricardo Lett, Francisco Barreneche, Guido Cariatore, Echemaite y Jorge Gittins.

El intenso trabajo de la gente del Ferrocarril del Sud entusiasmó a los pioneros de la fruticultura valletana y ya no daban abasto con el vivero de Cinco Saltos. En este marco, hace su aparición otro visionario como Juan Rosauer, quien desde la isla de Choele Choel, en Paso Peñalva, empezó a comercializar sus manzanos (26 variedades) y perales (14 variedades). En 1924 y, 1926 concreta ventas de plantas al F.C. Sud destinadas a la chacra experimental de Cinco Saltos con el fin de atender la creciente demanda de los chacareros del Alto Valle. Así, sin descanso, el monte frutal del Valle rionegrino se consolidaba y cobraba fama por la calidad de su manzana y pera.

Bibliografía/documentos: Artículo de Erwin Fucks, en La Mañana del Sur, «La larga y épica historia de la fruticultura regional», 25 de abril de 1992

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